Una de las características más llamativas de Turquía, que es al mismo tiempo uno de los motivos principales para elegir este país como destino de un viaje inolvidable, es que aquí se pueden encontrar muchas maravillas difíciles -por no decir imposibles- de ver en otras partes del globo.
Turquía es el Bósforo y la mezquita azul, Santa Sofía y el Gran Bazar. Turquía es la eterna Estambul y los paisajes lunares de Capadocia, las piscinas calcáreas de Pamukkale y la ciudad romana de Éfeso. Turquía es el Topkapi y los puentes que comunican dos continentes. Turquía es un micro universo que embriaga con el aroma de sus mil especias y que deleita con los sabores y olores de su exquisita cocina. Turquía es otro mundo en el que flotan cientos de globos multicolores sobre los cielos de Capadocia, en el que los creyentes rezan devotamente mientras caminan hacia sus obligaciones y en el que multitud de comerciantes de tradición milenaria salen cada día a la calle para vender sus artículos en bazares y mercadillos. Turquía, en definitiva, es un país a caballo entre Asia y Europa, que quiere ser musulmán y cristiano, oriental y occidental, moderno y tradicional, que se extiende, en parte, por Tracia y por toda la península de Anatolia.
Debido a su posición estratégica clave, Turquía ha sido una encrucijada histórica entre las culturas y pueblos orientales y occidentales. Su territorio ha sido cuna de grandes civilizaciones e imperios, desde los hititas hasta el Imperio Otomano. La Turquía actual es una república democrática y secular, fundada en 1923 por Mustafa Kemal Atatürk, que mira a Occidente, como demuestra su pertenencia al Consejo de Europa (1949), la OTAN (1952), la OCDE (1961), la OSCE (1973) y el G-20 (1999).
La gastronomía turca es famosa en el mundo entero, y se caracteriza por ser una cocina puente entre las de Oriente Medio y la balcánica, con influencias mediterráneas. Usa multitud de ingredientes y gran variedad de especias. Los turcos dicen con orgullo que su cocina es la tercera mejor del mundo, solo por detrás de la francesa y la china. El plato turco más internacionalizado es el tradicional Döner kebab, que consiste en carne asada sobre un eje giratorio (döner en turco significa algo que gira y kebab significa carne asada), y se acompaña de distintos vegetales crudos.
La oferta turística de monumentos, ciudades y lugares naturales que uno no puede perderse en Turquía es enorme. Para empezar, la gran Estambul, la ciudad más poblada del país y una de las más grandes del mundo. Sin duda, es uno de los lugares esenciales que visitar en Turquía. La mejor forma de disfrutar de esta ciudad viva, ajetreada y llena de atractivos es perderse por los barrios llenos de gente, comprar un capricho en alguno de sus mercados, como el Gran Bazar o el de las especias, visitar el Palacio Topkapi, entrar en alguna de las mezquitas más impresionantes del mundo como la de Santa Sofía o la Mezquita Azul, subir hasta los miradores de la Torre Gálata o el Pierre Loti Cafe, o hacer un Crucero por el Bósforo.
También es imprescindible visitar algunos lugares que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tales como Capadocia, una región situada en el centro del país, que impresiona por sus formaciones rocosas, creadas por la erosión; Pamukkale, famosa por sus piscinas blancas situadas en la ladera de una colina y El Monte Nemrut, famoso por las cabezas gigantes del túmulo funerario del rey Antíoco I que se conservan en la cima de la montaña. Otras visitas muy interesantes y altamente recomendables son las de las antiguas ciudades romanas de Éfeso y Aspendo, así como las ciudades griegas de Pérgamo y Afrodisias (Patrimonio de la UNESCO), y las tumbas Licias de Myra.
Para complementar las visitas a los yacimientos arqueológicos que hay repartidos por buena parte del territorio turco, nada mejor que hacer un descanso en la ciudad costera de Antalya, cuyas aguas azules y cristalinas bañan unas preciosas y bien cuidadas playas.